viernes, enero 27, 2006

MAXIMIZANDO LOS RECURSOS

"Reuse, Reduce, Recycle"

"Re-usar, Reducir, Reciclar"

El famoso axioma de la época. ¡Ah, América!, ¡Los Estados Unidos!
La tierra de las oportunidades, la tierra del consumismo, la tierra de los millones de toneladas de basura diarias.

¡Ah, el tercer mundo! Todos los botes de vidrio se guardan, para ocuparlos con la crema, hacer sustancia de carne o poner mangos verdes a curtir. Todos los envases de gaseosas se devuelven por el depósito en efectivo o al comprar otra gaseosa, todas las cajas de regalo se repiten y repiten, así como el papel y las chongas, todos los periódicos viejos se venden, "Compro papel y botellaaaaaaa" famosísimo grito de la señora morenita que con su gran red en la cabeza pasaba por todas las calles de San Salvador, como un centro móvil de reciclaje, pagando centavos aquí y centavos allá, por el papel y las botellas que uno sacaba para vender. Siempre me sorprendía y maravillaba de ver a mi hermanita negociando papel y botellas, centavos que más tarde ella los convertía en paquines de segunda mano que le compraba al señor aquel, que no solo vendía paquines usados, pero también alquilaba, por la semana, fotonovelas a ¢0.10 y novelitas de dibujitos a ¢0.05. Cuando en la casa de mi viejita tía Elida le echaba la mano a una de esas novelitas de dibujitos, libritos cuadraditos como con cien paginitas, antes de abrirlo tenia que sentirlo con mis dedos casi todavía infantiles y cerrando los ojos pensar en cuantas gentes, en cuantos lugares desconocidos para mi, habían antes disfrutado con las mil y una aventuras de los personajes que yo apenas me disponía a conocer, en aquel mismo librito y todo por ¡cinco centavos a la semana en la comodidad de su propio hogar! ¡Hay que ver! ¡Re-usar! ¡Re-contra-usar!

Y todos los sin fin vestidos de señoras que se convierten en vestiditos de niñas, piyamitas, trapos de limpiar y por último en trapeadores.

Ninguno más clásico que el de la bolsa Lintorrey, bolsa de papel grande y fuerte con agarraderas, ¢0.10 en el mercado, en aquel tiempo, talvez para que quedara en la familia por unos dos años, usada y vuelta a usar, con las compras del mercado, para acarrear ropa, para meter cualquier cosa (hasta niños cuando llueve, como dice mi mami), siempre que quepa, reforzada hasta el cansancio, y con que pesar cuando se rompe ¡Ay, mi bolsita! ¡Tanto que me ha servido! y a sacar otro diez, y a estrenar, ¡Que sensación! Después de talvez un año de andar llevando aquella bolsa ya gastadita hasta peludita de los quiebres y con aquel olor ¡tan peculiar!

¡Re-usar, Reducir, Reciclar! Desde que tengo uso de razón y nací en el 57, plan diario de vida en El Salvador.

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